La aparición de unas flores en la tumba de Lucas en Jaca despierta las sospechas de nuestros policías, que creen que es Ramiro Infante quien las ha colocado ahí.
Cuando el caso del Vigilante está a punto de cerrarse, Miralles y Bremón descubren la identidad del misterioso instructor de Lucas y se dan cuenta de que la pesadilla no ha terminado.